Nota 3. De Humanidad y Valores

He visto como se matan entre ustedes, he presenciado los peores genocidios, he soportado los más irreverentes sacrificios humanos y tolerado las peores guerras. He visto a la humanidad en sus etapas más oscuras, más sucias, más decadentes.

Los hombres déjenme decirles no son ángeles*; en muchas ocasiones se olvidan de los otros y procurando su propio bienestar dañan a los demás; sin embargo, -y aquí viene lo bueno- los hombres tampoco son demonios* como lo expuso cierto pensador inglés que hacia referencia a la imperativa necesidad un Estado Leviatán. Los seres humanos se encuentran en un punto medio: sí fueran demonios no podrían (por más que quisieran) establecer gobiernos como los que les he visto formar, y si fueran ángeles, no tuvieran necesidad de formarlos.

A los seres humanos no los doté de libre albedrío, pero tampoco les impuse un destino que seguir. Son libres (para mi) en la medida en que pueden actuar (y pensar). La esclavitud como la libertad son inventos suyos. Esa libertad, esa falta de intervención mía es la que les permitió a ustedes dejarme presenciar los peores genocidios y las etapas más oscuras de su humanidad, pero siendo justos, también me dejó ver lo más bello y obvio de las relaciones humanas.

Ahora que saben que la libertad depende de ustedes, algunos se preguntarán sí sería correcto o no aceptar un poco de esclavitud (ya que la libertad no viene garantizada por la divinidad). Yo les diría que no, pero eso es intervención y con la finalidad de no imponerles un destino me negaré negarles algo, pero me gustaría recordarles que ustedes son humanos, no son ni ángeles ni demonios. Las condiciones que ustedes fijen para su existencia y convivencia dependen de ustedes. No se trata de tender a lo angélico que se supone más que ustedes, ni a lo demoníaco que se supone inferior. Se trata de formar una humanidad para los humanos. Si ustedes se dan cuenta que la esclavitud tiene poco que ver con lo humano y más con lo inhumano entonces la descartarán, si no, esperaré más oraciones por las noches.

Los valores son el fundamento.

La palabra “valores” es mi abstracción favorita ya que incluyen un todo para guiar el comportamiento humano. Creo que empezar a hablar de igualdad a estas alturas será caer en redundancias ya que lo que dije de la libertad puede aplicarse perfectamente al concepto de igualdad. Ustedes solos, sin la ayuda de nadie, ya han reconocido que es aquello que debe guiar su comportamiento para asegurar su existencia. Un profeta de Judea le llamó amor, un ilustrado de la revolución francesa le nombró fraternidad y un filósofo alemán le llamó respeto. Tres palabras que si se miran de fondo pueden encontrarse iguales en la práctica. Me hubiera gustado que hubiesen inventado una palabra para designar a esas tres anteriores, pero debo admitir que gracias a ellas su lenguaje es más rico.

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*Con "ángeles y demonios" no me refiero a seres que verdaderamente existen y caminen, que son consientes y que hacen bien o mal, si no a la idea que ustedes tienen de ellos y que les permite entender el mensaje de mi escrito.